Giovanny Sevilla
Trabajo social
Giovanny Sevilla
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Giovanny Sevilla
Trabajo social
La agitación y las dificultades que afectan a este sector es grande. Sin embargo parece ser el más problemático porque la pobreza en la que están los artesanos que hacen este tipo de productos es tan grande que se les hace imposible desarrollarse, empresarialmente hablando.
Al no tener un capital permanente de trabajo, los miles de artesanos que hay, muchas veces tienen que prestarle dinero a los comercializadores para hacer sus productos y eso los condiciona porque los primeros les imponen el precio en que quieren comprarles el producto como forma de compensación al pago de intereses.
Antonio Ruiz artesano de san Juan de oriente ha prestado dinero durante los últimos años, porque en ocasiones no tiene ni para comer, según sostiene. Los paga haciendo ollas, cómales, tinajas, maceteras y alcancías y un sin número de artículos de barro. Todo para poder comer.
La última producción, que fue hecha por encargo consistió en un juego de ollas de cuatro tamaños diferentes que las dio a 20 córdobas. Este mismo juego fue vendido en 80 córdobas en el Mercado Oriental.
Y como no tiene especificado los costos de producción porque sólo le interesa sobrevivir no sabe que ganó menos de cinco córdobas por juego y que el comercializador 400 por ciento más que ella.
Según cálculos hechos para elaborar 10 ollas medianas, cada artesano gasta un promedio de 40 córdobas en materia prima. Ocho córdobas en un quintal de barro, 6.60 córdobas para la arena que necesita, 10 córdobas para la cantidad de barro rojo y 10 córdobas para el manojo de leña con el que quemará la pieza para darle el acabado final.
Aunque no se incluye la pérdida que pueda tener si una pieza se quiebra o se quema. Tampoco se incluye el 30 por ciento de materia prima que tienen que desechar siempre debido a la basura e imperfecciones.
Esto da un costo de 40 córdobas por las 10 piezas, lo que significa que, cada pieza terminada cuesta cuatro córdobas en promedio. Se vende en un promedio de cinco córdobas con cincuenta centavos, por lo que la ganancia de promedio es de 1.50 córdobas, sin incluir el pago de mano de obra que lo hacen ellos.
Esta pieza es comprada por los vendedores que salen de cada comarca o lugar donde se fabrican los productos rumbo a la capital y es revendida a los comerciantes del Mercado Oriental en un precio promedio de 14 córdobas. Estos la venden en promedio a 27.5 córdobas cada una.
Es decir que quien hizo la pieza ganó 37.5 por ciento sobre el producto, quien la compró ganó el 154 por ciento sobre el precio de compra y el que la vendió en el mercado se ganó el 96 por ciento sobre el precio de compra.
Al final la pieza que los artesanos vendieron en 5.50 córdobas, es comercializada en Managua a 27.50 córdobas, es decir 400 por ciento más cara.
La pobreza extrema nos dice de personas que ni siquiera pueden cumplir sus requisitos alimenticios básicos. La línea de pobreza extrema se define, en términos monetarios, como la cantidad con la que un individuo puede compra el requisito mínimo calórico.
Pero si este individuo dedicara todos sus recursos a comprar comida entonces éste sería su nivel de vida. Pero en realidad la gente en pobreza extrema tiene consumo de alimentos menores a los requisitos mínimos, indicando que están en estado de desnutrición.
Ahora, tomando en cuenta el incremento de los precios de los alimentos significan una enorme oportunidad para Nicaragua. Ojala que se concreticen los apoyos al sector agrícolas con programas de semillas y de apoyos de insumos agrícolas para que Nicaragua pueda exportar a otros países.
20% de la población rural en Nicaragua son productores netos. 1 de cada 5 es un productor neto y la mayoría está en pobreza. En áreas rurales la pobreza es de 2/3. Entonces esta situación los puede beneficiar enormemente; de hecho esto se llama los términos del intercambio del campo ciudad. Por primera vez en muchísimos años los precios de los productos agrícolas están a favor del campo. Claro, no todos pierden, hay ganadores como perdedores. Los ganadores son los que producen alimentos.
La impopularidad de de la forma de operar del comercio convencional en todos los rincones del planeta, mayormente visible en un sinnúmero de protestas y demandas en contra las rondas de la OMC (organización mundial del comercio) y de la negociación y aplicación de decenas de tratados de libre comercio, ha puesto en duda la efectividad de las políticas de comercio internacional para combatir la pobreza en el mundo.
Las cifras hablan por sí mismas. Según estimaciones de Oxfam Internacional, si África, Asia Oriental, Asia meridional y América Latina logran incrementar en 1% su participación en las exportaciones mundiales, las ganancias resultantes, a través del ingreso, podrían sacar de la pobreza a 128 millones de personas.
Cuando los países en desarrollo exportan a los mercados de los países ricos, se enfrentan a barreras arancelarias y no arancelarias que son cuatro veces superiores a las encontradas por los países ricos. El mantenimiento de estos obstáculos les cuesta a estas regiones 100 mil millones de dólares al año, dos veces más de lo que reciben en ayuda externa.
Estas incongruencias han hecho que múltiples organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y políticos, incluyendo a las Naciones Unidas, renueven el interés de desarrollar un mecanismo que promueva una relación comercial justa entre productores y consumidores.
Llamado comercio justo, este mecanismo aun en evolución se presenta como una alternativa de crecimiento y desarrollo sostenible para los excluidos de la globalización.
GIOVANNY SEVILLA
TRABAJO SOCIAL
Hasta los países exportadores de petróleo están experimentando inflación, producto de la devaluación del dólar, los altos precios de los alimentos y; los excesos de liquidez. Nicaragua, por su parte, pertenece a los países importadores netos de petróleo, incrementando su vulnerabilidad ante la embestida de precios altos del crudo.